miércoles, marzo 01, 2006

Hola, Willie!!!

Okey, me preguntaron que, cómo así que una cresta…
En realidad no es una cresta, según definición de Andrés, mi peluquero, es una semicresta. Me volvía a cortar el cabello, algunos me preguntan por qué. No sé.
Yo solo llegué donde Andrés y le dije: “quiero algo radical”. Entre conversa y conversa, fue cayendo cabello al suelo y el resultado: un corte bajo e irregular con un copete que dice “Hola, Willie” –Así decía Alf- en especial por la decoloración que ya tenía.
¿Se han visto “loco por Mary”? en la oficina descubrieron el secreto de mi copete, rayos. Pero, bueno.
Critiqué las crestas desde que me di cuenta que las personas que las llevan buscan llamar la atención, hacerse notar –su personalidad no les da para tanto, tal vez y por tanto deciden empezar a ladrar-. Yo estoy consciente que a veces –muchas veces- busco llamar la atención, ya escribí sobre eso, pero ¿qué ocurre cuando uno hace las cosas sin querer? O sea, yo NO pedí una cresta, me la dieron. Y no me choca el resultado para nada, antes me gusta. Pero siento, de alguna forma, que mi ego se ha elevado un poco al percatarme que en realidad si llamo un poco más la atención -así sea para reírse-. Es como llevar una valla en la cabeza que dice “quiero conocerte” o “si me deseas, sonríe”, como la camiseta que tenía Andrés el día que me cortó el cabello.
Si, me hace falta compartir con alguien y a veces me excuso con la idea de no tener tiempo para eso, pero la impaciencia se hace notar enseguida. La gente intensa es insoportable y energéticamente mi cuerpo debe estar transmitiendo eso. Tal vez por eso nadie llega – o ¿yo no voy donde nadie?, no se-

En cuanto lo del corte planteo tres posibilidades:

Andrés se vio reflejado en mí -de hecho me hizo un comentario, algo así como que cuando nadie te para bolas, hay que ofrecerse-. No estoy de acuerdo –hasta el momento-.
Andrés identificó que busco llamar la atención y decidió darme un empujoncito.
Andrés me vio muy necesitado.

Las dos primeras opciones habrían de ser inconcientemente, la tercera si se puede notar físicamente. Una cuarta opción sería la unión de las tres. Juzguen ustedes. Dejen comentarios a ver que les parece. Seré o no seré un ofrecido, averígüenlo en el próximo artículo.

Namasté.

Pd. hay otro articulo abajo...

Some black humor…

One thing Maibeivy made me ask myself was about death. All across my life I haven’t experienced a closer death, a family one, I mean.-The nearest was a neighbour at my childhood house, the most unfair death I’ve ever seen at “paras” hands. He was such a great person. Maybe my greatgrandmother, too, but I still don’t feel her like dead. I was here in Medellín and cuoldn´t go to her funeral. Sometimes I even ask for her. But I was prepared, she was too old.-. And I ask myself, how I will react at someone’s death.
Considering I’ve become a little bit sentimental last years ¿will I cry a river over my grandpa’s dead body? ¿will I curse destiny’s over an aunt’s one? I really couldn’t tell, but I know there’s not a long list of the ones I would..
Last January I went to my grannies at Barranquilla and I felt as if my favourite auntie - The one I learned making crosswords and rice and milk with cinnamon- was trying to say goodbye, preparing to leave this world. She had such an almost imperceptible kind of behave that told me something she never did, plus an unstoppable way of spending her money on the people she loves. She even told me she will give me her sewing machine when she come and visits me.
Well, she’s my top of mind, I think, talking about memorable persons in my life. The one I would need to curse universe and cry an ocean after accepting his death.
With this article I guess I only meant to send her some energy and make her stay some more time with me. I really love her. Hope I see her every time I go to Barranquilla for a long time.
I just needed to say it.

Namasté.



Algo de humor negro…
Una cosa que Maibeivy me hizo cuestionarme fue acerca de la muerte. A lo largo de mi vida no he experimentado una muerte muy significativa, de un familiar, me refiero –la más cercana fue de un vecino en la casa de mi infancia, la muerte más injusta a mano de paracos, era una excelente persona; tal vez la de mi bisabuela, también, pero no la he asimilado todavía. Yo estaba en Medellín cuando la enterraron. A veces pregunto por ella. Pero para esa estaba preparado, ella estaba muy viejita-. Y me pregunto, ¿Cómo me sentiré cuando alguien muera?
Aunque me he vuelto algo sensible desde hace pocos años ¿lloraré sobre el cuepro muerto de mi abuelo Capy? ¿Maldeciré el destino por la muerte de mi tía Diana? No sabría decirlo, pero se que serían pocas por las que lo haría.
El pasado enero, estuve en Barranquilla, a casa de mis abuelos y sentí como si mi tía favorita – la que me enseñó a hacer crucigramas y arroz con leche y canela – me estuviese tratando de decir adiós, preparándose a dejar éste mundo. Tenía un comportamiento casi imperceptible que me dijo algo que nunca me dijo, además de una imparable forma de gastar dinero en los que ama. Hasta me ofreció su máquina de coser y me dijo que venía de visita por estos días.
Pues, ella es mi “tope de lista”, creo, de las personas memorables en mi vida. Por la que maldeciría al universo y lloraría un océano antes de aceptar su muerte.
Con éste artículo ceo que solo buscaba enviar un poco de energía para hacerla quedarse conmigo un poco más de tiempo, de verdad la amo, espero seguir viéndola cuando regrese a Barranquilla.
Sólo requería decirlo, no es que se esté muriendo.

Namasté.