Ya he repetido, más o menos 315.984, 2 veces, que nací en una familia altamente religiosa; eso contribuyó de buena forma en la formación de una ética moderada en mi persona, pero la religión también contribuyó a la destrucción de mi fe. Paradójico, ¿no?. Pero sí, La moral y las “buenas conductas” que proclaman las religiones latinas se contradecía con las muchas creencias que se iban formando en mi mente, a medida que crecía, en especial lo relacionado con la sexualidad. Durante mucho tiempo oculté mi “defecto” –como le dice el muñequero en Sincelejo- y con esto, se sembró un rechazo hacia “eso” que estaba en mi contra.
Todas las religiones son buenas, ya que promueven el beneficio humano, todas, en distintas palabras, pero el hombre tiene la capacidad de ser corrompido y, luego, corromper, acción que repite en toda ocasión en la que, aprovechando la debilidad humana, se pueda ver beneficiado. Esto son las instituciones religiosas. Empresas que se benefician con la debilidad humana. Ya Freud había definido la fe –religión-como uno de los posibles ejes en que puede girar la vida de una persona -los otros tres no los recuerdo- y es delicado jugar con el eje de la vida de una persona.
Así, se produjo un alejamiento entre la iglesia y yo. Me volví ateo de pensamiento. Consideraba el mundo como una simple casualidad de la física y la química. Nada de causa, nada de fondo. Pero mi cuerpo sentía algo. Yo no sabía interpretar lo que me decía.
Dicen que el que anda entre la miel, algo se le pega. Empecé a andar con locos que pusieron en duda todas mis creencias. Muchas ya las he cambiado, hay otras que se resisten – mis pies no tienen puente y soy virgo-. Ya reconocí que mi rabia era en contra de las instituciones que juegan con la fe y que necesito traer la mía de vuelta.
Ella, merodea de vez en cuando por allí. Cambiando la forma en la que veo a las personas con las que convivo. A veces soy feliz conjugando el verbo ser, en presente, con el sustantivo loco y, simplemente, soy un loco feliz. A veces se va y choco con todo lo que veo, por ejemplo, hoy.
¿A quién se le ocurre pensar que el universo está conectado y que te envía señales? ¿qué fuma Coelho?
Por ejemplo, el miércoles cumplió Fran y escuché que estaban regalando boletas para Brokeback Mountain en Parque Lleras –THE perfect gift- No tenía dinero si no para regresar a mi casa. Lo que significaba una caminata de 45 minutos. La hice y cuando llegué, “los mandingas de la W se fueron hace como una hora”, dijo un cuidandero de carros –así lo escuché yo-. Otros 45 minutos de regreso con hambre.
Jueves, El Colombiano está regalando boletas dobles. Hoy tengo plata para dos buses, más el de regreso a mi casa y para otro periódico -para invitar, en total, a tres amiguitos-. Recorte cupón, diga mentiras en la agencia y salga a la cita con la “directora de la tesis”. Salgo, los carros no me dejan pasar, casi me atropellan. Me monto al bus, llego al Colombiano en Envigado, “no las pinches boletas se reclaman en la oficina del Poblado”- me respondió el vigilante. Tomo el segundo bus disponible hacia El Poblado, compro el segundo periódico, llego a la oficina a las 11 y media A.M. y “una fila larguísima de perras locas y escandalosas se llevó todas las boletas desde las 9 de la mañana”, dijo la secretaria –o así me lo imaginé yo-. 40 minutos caminando hasta la oficina.
La vida está llena de señales, muchachos, pequeñas señales. Solo que hay días, como hoy, en los que no las quiero escuchar hasta que ya es demasiado tarde. Mi falta de fe me cierra los ojos.
Me duele la razón…
Namasté.
Pd. Que bueno que a las “perras locas y escandalosas” ya cada vez les da menos temor demostrar quienes son. Nunca me hubiese imaginado una fila de personas reclamando boletas para ver una película de temática gay. I’m PROUD…literal y metafóricamente.
lunes, febrero 13, 2006
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