viernes, noviembre 18, 2005

Ya lloré, y ahora, ¿qué sigue?

Tras varios días de vacaciones (del el blog, claro) estoy de vuelta.
Es interesante la forma como constantemente el universo nos está probando. La cuestión del dinero siempre ha sido algo a tener en cuenta en mi proceso de vida. El crecer en un entorno en el que, si bién, no se tiene todo lo que se quiere, nada hace falta, le quita a las personas una visión de otra parte del mundo. Es como vivir la infancia de Buda, escondido por sus padres en los mejores castillos dependiendo de la época del año, rodeado solo de gente jóven y saludable -para que no conociera la enfermedad, la vejéz, ni la muerte- totalmente desentendido de las falencias del mundo. Antes de ayer le mostré a mi mamá un artículo de "Selecciones" -readers diggest- cuyo título decía algo como que la infancia perfecta no era lo mejor para los niños y me dijo algo muy cierto: "ya eso pasó, ahora solo queda sanar las heridas", Teoría de auto-superación básica, pero se le olvida que Vivian -mi hermana- todavía no la ha superado a pesar de sus ¿17? años, incluso, lo dudo de mi hermano -Sorry, Gabo-. Pero bueno, ese no es el caso.
El dinero es otra cosa que me está enseñando a crecer. Dinero. Entre más ganas, más gastas.
Por una parte, cuando lo tengo me creo el dueño del mundo, me siento tranquilo, sonrio -mucho- más de lo normal- que ya es mucho-. Anteriormente, cuando me consignaban aparecían gorritos de Chevignon o algo más caro. Hoy, ya puede ser barato, siquiera ya miro otras alternativas. Hace poco me compré el primer jean en el Exito, lo cual era "prohibido para la imagen que debía conservar". Ojalá y Angela se de cuenta de esto también -Muaaa-.
Pero por otra parte, uno a veces quiere darse sus gusticos, no? Pues, me refiero a ir a cine con los amigos, irse de camping, comprar un libro -que quieres desde hace mucho tiempo y que no has podido comprar por que no puedes priorizar tus gastos. Lo siento, tenía que soltarlo- o hasta irse de rumba -no me la creo diciendo esto-. Osea, esto de verdad me obliga a buscar una labor productiva y a dejar de regalar el trabajo -Lo siento por Nueva Acrópolis-.
Ojalá y me llamen de la Alcaldía. It`s time to start moving.
Si no entienden el título del artículo, me avisan.

Namasté.

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